A veces me acuerdo de él, me dijo

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Ella se sentó a mi lado, cabizbaja. Usualmente parecía tan alegre, con una sonrisa de oreja a oreja, pero hoy sentía que se había cansado de fingir. La abracé, hace tiempo que no nos veíamos, y le pregunté qué le pasaba.

Se quedó callada un momento mordiéndose los labios, pero luego, casi como si lo hubiera preparado mil veces en su cabeza, me respondió:

«Sabes, amiga… a veces me acuerdo de él, cuando pido mini waffles con nutella por ejemplo, cuando por casualidad suena «love remains the same» en mi computador, cuando mi tía me habla de mejorar las relaciones interpersonales y me acuerdo de él, furioso conmigo, diciéndome que por tanto insistirle que mejorará tus relaciones interpersonales había tenido que quedarse hasta tarde ayudándole en los exámenes a varias niñas brutas.

Me acordé de él cuando una amiga me preguntó si alguna vez me había metido al baño de hombres, cuando anoche sonó en la discoteca «el doctorado», cuando le insisto a mis amigas que no tiene sentido atarse a un ex novio y seguir pensando en él y yo, callada, sé que él ni siquiera fue mi novio y aun así sigo sin querer dejarlo ir… «

El saco negro

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Porque aún no vino el olvido para llevarse
el último de tus abrigos.

Dice una canción de Jorge Drexler y Ella Baila Sola,
para mí la interpretación va literal.

¿Por qué, cuando intento escapar de Él,
cuando corro lejos de todo lo que nos ata ,
cuando me doy cuenta que lejos estamos mejor,
y arranco las fotos de la pared, borro los mensajes del celular, quito las notificaciones de Facebook e incluso escondo, en el fondo de un baul, mi diario,
tiene que desaparecer dentro de mi clóset
aquel, su saco preferido?

Desde aquel día de lluvia,
cuando le tuve que pedir que me lo prestara,
lo tenía colgado en el ropero.

¿Y si nadie se lo ha llevado,
en mi casa solo vivimos el gato y yo,
por qué se ha dignado a desaparecer JUSTO ahora?

Y cada semana, a veces dos o tres veces, aparece un wall suyo:

«Ausencia, mi saco…»
«Ausencia, mi saco…»

Yo me muerdo el labio,
no quiero hablarle…
menos sé cómo explicarle que desapareció,
que mi gato se lo comío,
que el clóset, enamorado de él, lo decidió esconder.

¡No sé dónde esta el saco,
no lo sé,
no lo sé!

Odio el desespero del destino, que por no dejarlo ir, ha escondido su saco en un rincón donde aun no llega el olvido.

¡POR DIOS, ¿ALGUIEN HA VISTO UN SACO NEGRO?!
¡PAGO RECOMPENSA!

Mis nuevas gafas.

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He comprado unas gafas nuevas, son muy lindas, ¿saben? pero además de eso, son súper poderosas y perfectamente invisibles. Creo que las podría llamar las gafas de la sensatez.

Esta mañana, antes de abrirle la puerta a Amigo Inocente, me las puse por primera vez. Giré la perilla, sonreí forzosamente al saludarlo y le dije que se sentara en el sofá. Luego comenzó a hablar, como siempre, de bobadas… Yo fingí que lo escuchaba, pero realmente tenía mis ojos en su frente, su boca, su barba sin afeitar, en sus vacías palabras que caían al piso como inservibles.

Y de repente, desperté. Supe que desde siempre me había parecido feo y aburrido, vacío y farandulero, fofo y pendejo. Estos últimos años había rodeado de idealismo su imagen, y ni siquiera tan buen amigo había sido. Muchas veces me había humillado, dejado sola, criticado.

¿Dónde estuvo él cuando lo llamé llorando, recién escapada de casa, pidiéndole que viniera por mí, o cuando mi abuela murió, cuántas veces me llamó?, ¿y qué hay de aquellas veces que me dejó bailando sola en la mitad de la pista solo porque odiaba bailar conmigo?

Tantas cosas empezaron a pasar por mis lentes, mientras él volvía a hablar de sus mismos amores y miedos. Pero el velo terminó de caer justo cuando sonó el timbre, había llegado su tarjeta de crédito, razón por la cual había ido a mi casa. Firmó los papeles, la guardó en la billetera y de inmediato le dije que tenía muchísimo que hacer, que nos veríamos luego.

Cuánto tiempo perdí, otra vez idealizando.

¿Alguien necesita mis gafas? las presto con mucho gusto 🙂

El post triste

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– Fue tan casual aquella noche de los dos- me dijiste ayer, mientras reíamos.

Hoy me levanté llorando, Amigo Inocente.
Habría sido todo más fácil si sencillamente aquel día me hubieras dicho:
– Ausencia, realmente valoro lo que dices que sientes por mí. Entiendo que te confundieras, nuestra amistad si era muy cercana… pero Ausencia, yo solamente te veo como una amiga y quisiera que las cosas siguieran igual.
¡Listo! Si, seguro que habría dolido un poco, pero era la verdad!
Por qué tenías que empezar a decirme TODAS esas bobadas… ¿para sentirte más hombre? «¡oh si, woow… soy capaz de enamorar una mujer, oh si, mis palabras no las podrá olvidar… Soy lo máximo» ¿Para qué? para semanas después, cuando ya tuvieras tu ego arriba y a mí en tus manos, decirme:

– Fue tan casual aquella noche de los dos…

Pues para mí serás siempre un idiota, un maldito idiota.

 Definitivamente de ti también tendré que hacer una venta de recuerdos, ¡y ni los intentes volver a comprar!

Hay gente tonta

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Los dos estábamos cercanos a la borrachera,

habíamos pasado las últimas dos horas agarrados a gritos en el patio trasero cual matrimonio en crisis mientras todos escuchaban,
habías llorado, recostado en el colgadero de ropa, para que no viera lo que te dolía los días que llevaba sin hablarte.

Salimos de allí sin tener claro quién tenía o no la razón,
ambos habíamos aceptado habernos confundido en esta amistad,
pero buscábamos no perder del todo el orgullo y no nos atrevíamos a poner fin a esta absurda pelea.

Minutos después, me paré decididamente de la mesa. Todos me miraron cuando caminé directamente hacia ti.

Pero por un instante me encantó acercarme, tocarte el hombro tímidamente y mirándote a los ojos decirte:

– No peleemos más, tú sabes de sobra cuánto te quiero.

y que, luego de abrazarnos fuertemente por unos largos minutos, me susurraras:

– Yo también te quiero muchísimo, te he extrañado…

Lo que NO entiendo es cómo, después de tremenda escena, tu siguiente frase fue:

– Imagínate, Amiga Inocente, que Rubia me escribió que había pasado toda la noche pensando en mí, por culpa de ella no puedo hacer que mi corazón paré de latir a mil por hora.

Entre chismes

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Faltando media hora para volverme a ver con Chico Nuevo, apareció en mi casa un viejo amigo. Empezamos a conversar.

– Te conté que la pelea con Amigo Inocente por fin llegó a su fin – le mencioné mientras sacaba una Coca-cola fría de la nevera.
– ¿Qué? Eso no fue lo que yo entendí ayer – agarró el vaso y dimos media vuelta para salir de la cocina.
– ¿Cómo así? – Fruncí el ceño
– Pues no sé, cuando le pregunté por qué no estabas en la reunión, me hizo entender que aun no solucionaban las cosas y que probablemente no irías.
– Ah si, pero yo le aclaré que saldría con Chico Nuevo y por eso no podría ir – olvidé la coca-cola en algún rincón.
– Pues no sé, ¿me prestas tu computador miro Facebook? – dijo para finalizar la conversación.
Veinte minutos después, sentados en el balcón, de la nada volvió a traer el tema
– Ausencia, te voy a contar un chisme, pero lo vas a tomar con madurez – mi corazón comenzó a palpitar a mil por hora, igual asentí y él continuó – Ayer, cuando ya tenía unos tragos de más en la cabeza, Amigo Inocente empezó a hablar de ti.
– Pero, ¿cómo así, qué decía? – Pregunté tratando de no parecer demasiado interesada.
– Hablaba de lo inexplicables que eran los celos que sentía de saber que estabas saliendo con Chico Nuevo – traté de camuflar la sonrisa que salía de mis boca, cubriéndola con mi mano derecha – además me contó de la noche en la que se dieron varios besos por culpa de algún coctel muy fuerte, de eso nunca nos contaron… – Cruzó los brazos fingiendo estar bravo, luego sonrió.
– Igual fue hace mucho tiempo, casi un año y medio – le dije, restándole importancia – pero, ¿qué hacía él hablando de eso? .
– No tengo idea, pero luego siguió con el tema de ustedes y de su amistad que, no sabía cómo ni por qué, pero a veces parecía algo más…
En ese preciso momento sonó el citófono, había llegado Chico Nuevo por mí. El tema quedó allí, mi corazón también… No entendía nada.
Chico Nuevo se volvió nada, sólo cenizas.

Llegando llegaste

Con la melancolía aún como pintura fresca justo en el corazón,

8 días para partir de nuevo a otra ciudad,
Amigo Inocente clavado en el corazón,
mil corazones en el pasado que me he negado a querer,
apareces tú.
No sé de dónde saliste,
pero a tiempo no has llegado.
Quizás te irás pronto,
después de tres o cuatro «¿Cómo estás?» «Muy bien ¿y tú?» «Bien..» en la distancia,
a través de MSN,
desaparecerás.
Te llamaré «Chico Nuevo»
Igual me estás cayendo bien, me haces sonreir.

IDIOTA

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¡NO PUEDO CREER LO IDIOTA QUE ES! Es un niño de 12 años, es más… ¡NI SIQUIERA… de OCHO! Es increíble toda la energía que he invertido en esta amistad…

– Tú mamá me intimida, siempre siento que me está psicoanalizando… – Me dice saliendo de cine
– Eres demasiado empeliculado, mi mamá es de lo más normal – le respondo riendo
– ¡Pero no puedes negar que a veces ha dicho cosas muy ciertas de mí! – cruza los brazos
– Bueno, puede ser cierto… eso que no te imaginas lo último que me dijo. – En ese instante me arrepiento de haberlo insinuado.
– ¿Qué te dijo?
– No te voy a decir
– Dime!
– No te voy a decir, es una bobada
– Dime, dime, dime

(Media hora después y ya un poco más serio)

– Dímelo en serio.
– Que no te voy a decir nada, no me conviene, no quiero.
– Tú sabes que yo odio rogar…
– No te diré…

(10 minutos de silencio, él para un taxi)

Dos días después no me habla, no existo, me ha borrado del planeta. ¡Me impacta su capacidad de reaccionar maduramente!

¿SABES QUÉ PEDAZO DE PENDEJO? ¡MI MAMÁ SENCILLAMENTE ME DIJO QUE DEJARA DE SER BOBA, QUE TÚ ESTABAS TRAGADO DE MÍ!

¿Por qué no te digo?

Porque no le creo…

Cuando llegó la vida me bajé de mí para no molestarla con preguntas.

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He empezado a ayudar a mi madre a escribir el libro que siempre ha querido publicar sobre infidelidad, creo que llega justo a tiempo la misión, he malgastado demasiado tiempo pensando en lo mismo (en el mismo) Ahora el propósito es clavar mente y corazón a la causa, con ello borrar lo que estorbe.

Canción prohibida: If it kills me…
Cosa que haré a continuación: creo que la pondré nada más una vecesita 🙂

Él publicó sabiamente – aunque no sepa en realidad de qué hablaba – una frase en facebook, «IM DONE» Bueno, supongo que yo estoy más que DONE, estoy fundida.

Cogeré un borrador bien bueno, agarraré mi corazón a la fuerza y me pondré manos a la obra a eliminar todo sentimiento pendejo. Creo que entre infidelidad y los líos idiotas de Amigo Inocente, me quedo con los cuentos amarillistas de amantes e hijos suicidados que mi madre quiere publicar.

¿Puedo igual oir una última vez la canción? 🙂