Él se parece a la tristeza. A los sueños arrugados al fondo de la maleta. Él se parece a las piedras pesadas, que sirven para sentarse a descansar pero son imposibles para llevar a caminar. A los libros llenos de polvo, olvidados al fondo de la biblioteca.
Cuánto quise cargarte.
Cuánto quise soplar el polvo de tus páginas viejas y leerte en el camino.
Cuánto quise limpiar de palabras tus ojos amarillos.
Ahora, cuando desocupo el fondo de la maleta, salen los sueños arrugados y el polvo de sus páginas. Salen sus ojos amarillos, sucios de palabras negras.
Salen,
drop
drop
drop,
las gotitas de tristeza que quedaban.