
Llevo un mes trabajando en el diario más importante del país y se me van olvidando por momentos las razones por las que me gusta escribir. Las palabras objetivas, justas, reales, palabras dueñas del periódico y una editora cuadriculada terminan por silenciar todo el caos de las letras que habitan las yemas de mis dedos.
Así que, como niña de doce años presentando un examen al frente de todo el salón, me paro al tablero, cojo el marcador y escribo:
A mí me gusta escribir porque…
1. Escapo del mundo real y dejo que las incoherencias salgan a jugar por el jardín.
2. Así es más fácil sonreir.
3. Intento demostrar que no todo son metáforas. Cuando digo que veo un dinosaurio es que en serio estoy viendo un animal ya extinto caminando a mi lado.
4. No dejo que los días se me escapen de las manos, siempre puedo saber qué paso hace un mes, 5 años, 15 años.
5. Me gusta poner tildes.
6. Es lindo mostrarle lo que escribo a mi mamá, es una juez muy objetiva (como toda madre)
7. Me gusta leer los comentarios que dejan los adorables visitantes del blog.
8. Escribiendo conocí a Ojos Amarillos.
9. Si algo bueno me pasa, lo convierto historia. Si algo malo me pasa, lo convierto historia. Siempre gano.
10. Los personajes ficcionales son una excelente compañía.
11. Me gusta releer mis diarios cuando voy en el bus.
12. Puedo ser niña para siempre.
13. Me encanta pensar en todas las personas que se cruzan por mi vida y no tienen ni idea que se convierten en mis personajes.
14. Una vez en segundo de primaria me gané un premio y en la universidad, hacía reir a los profesores con mis ensayos.
15. Si no me habría tocado poner atención en clase de química y física.
16. Uno se ve lindo sentado en un café, con un capuccino y un lapicero en la mano.
17. Mis nietos podrán saber quién fue su abuela cuando, después de mi funeral, abran mis cajones y los encuentren llenos de cuadernos.
18. Quiero parecerme remotamente a Jane Austen y a Emily Bronte.
19. Quiero parecerme remotamente a mi abuelo.
20. Me salen palabras de los dedos, no puedo evitarlo. Me desangro de letras y soy incapaz de dejarlas derramarse sobre el piso por el que los demás caminan.