Meteorito

El juguete voló a toda velocidad por los aires y golpeó justo la parte de atrás de mi cabeza. Meteorito que levanta polvo y deja un cráter. Como una fiera adolorida, que fue atacada a sus espaldas, saqué mis garras, mis colmillos, agarré al culpable y lo llevé arrastrado a su cuarto. Sus ojos me miraban aterrados mientras cerraba la puerta y lo alejaba de la ira que sentía. Afuera, sola, me senté a llorar en el comedor. Ya sin colmillos ni garras, ya solo piel cansada de días sin dormir y fiebres y caos. Tanto dar y dar y dar. Minutos después salió de su cuarto y despacito llegó hasta mí, se subió a mis piernas, me dijo: distúlpame, mamá. No llores, cálmate mamá. Distúlpame. No dejé de llorar pero lo abracé y le besé el pelito mono. Se bajó y me señaló sus zapatos, vamos, vamos mamá. Los dos solitos, a caminar.