Una semana después

cropped-stock-photo-vintage-nature-background-114702508.jpg

El primer día fue perfecto, mis pies ya no estaban atados al cielo y era más fácil caminar. Los siguientes dos el cuerpo se rebeló, todo temblaba por dentro y la cabeza quería explotar. Pero era solo el cuerpo, nada que me pudiera preocupar. El tercero algo raro pasaba, las paredes me ahogaban y el corazón saltaba en mi garganta. El cuarto y el quinto todo estalló, fue como ahogarse despacito.

El sexto fue un respiro.

Y en el séptimo llegó la Ira. Una Ira roja y verde, con mayúscula porque es tan sincera que dura un día más y me quedo sin amigos.

Y llegará el octavo, y el noveno, y el décimo… y tú aún no habrás entendido que te necesitaba al lado.

Olvido

olvido

Qué linda me veo dibujada en tus letras, qué linda me pintas en tus párrafos infinitos. Así melancólica, una niña chiquita saltando entre los muritos del parque, esperando un regalo sobre la cama todas las noches y dibujando pájaros de origami en el techo de las habitaciones. Qué lindo saber que esa no soy yo.

A veces pienso que entre más escribas sobre mí, menos me recordarás. Te irás quedando con esa que puedes dibujar, a la que la tristeza infinita la hace hermosa y no imposible de soportar; sobre la que puedes escribir ahora que se ha ido pero que si regresara te dejaría con la hoja en blanco.

Esa debe ser la magia de Ausencia, que entre más lejos está, mejor la puedes ver. Adelante, escríbeme hasta que me gastes, hasta que me saques, hasta que se te olvide cuánto te cansaba esa niña chiquita y malcriada, que a veces solo quería pájaros de origami y te exigía más regalos de los que podías dar.

Adelante, escríbeme hasta que inventes cada partecita y se te olvide que todo fue real.

¡No, leer NO es bueno!

Untitled-1
______

En el colegio lo único que alguna vez me ganaba eran las banderitas del Día del Idioma por «buena lectora». Desde que alguna profesora me descubrió embutida en un libro durante las clases, los descansos y las esperadas del bus, se decidió que yo sería «la lectora del salón». Esa etiqueta se me quedó pegada hasta el día de hoy.

No, Ausencia, qué orgullosos nos sentimos de ti porque lees tanto. Y entonces yo me embutía más y más libros. No creo que fuese del todo por los demás, pero al menos mi vicio, mi escape del mundo, era aprobado por la sociedad. Entonces nadé entre Harry Potter y los pasillos de Hogwarts, conocí Cumbres Borrascosas y del alguna manera me enamoré de Heathcliff, pasé por El Retrato de Dorian Gray y quise ser joven para siempre…. Y miles de historias quedaron grabadas en mis pupilas.

Y entonces, ¡ya no sé vivir!

Viví tantos años entre fantasías y sueños ajenos, que la vida me parece imposible de vivir en la realidad. Y la intento convertir en una historia, pero son sólo miles de cuentos cortos, demasiado cortos.

¡No, leer NO es bueno!

Te enseña que la vida es más bonita cuando se convierte en palabras, que la tristeza puede ser hermosa, que son los nudos los que hacen de la historia una historia.

Te enseña que en las páginas puedes dibujar los personajes a tu gusto, que puedes ser el director de escenografía o vestuario, incluso el mismo guionista y director de actores de una vida ajena. Pero nunca podrás hacerlo en la vida real.

Te enseña que los buenos libros, las buenas personas, los buenos amores, siempre llegan hasta esa última hoja.

15 cosas que no entiendo

1

  1. Nada sobre los amores que se van y los que llegan
  2. Por qué el trabajo se siente como estar encerrada en la esquina de un cuarto de juegos
  3. A la gente que quiere quitarse la vida, cerrando la puerta, quebrando un vaso de vidrio, dejándote afuera.
  4. A Dios, que se quedó congelado
  5. Lo mucho me duele aquello que no debería importarme
  6. Lo mucho que finjo que no me importa aquello que duele
  7. Por qué ese día no fuiste por mí
  8. La falta que me hace tener un editor
  9. Cómo hacer los papeles para aplicar a una universidad en el exterior
  10. A mamá
  11. Por qué aún cuelgan del techo los pájaros de origami
  12. Por qué esperaste tanto por mí y luego me vas dejando ir, así despacito.
  13. Los 13 de cada mes
  14. Esa ira que apareció hace poco y me hace temblar los dedos, apretar los puños.
  15. Cómo vive la gente toda la vida, con el corazón tan pesado.

Que no se te olvide querer bonito

12

Solo te pido que no se te olvide llegar cargando torpemente dos tazas de café y sentarte en la esquina de su cama para despertarla. Que no se te olvide decirle que se ve hermosa en las mañanas, a pesar del pelo desordenado y la piel dormida.

Que no se te olvide mirarla sonriendo cuando actúa como una niña chiquita y cree que nadie más la ve. Que no se te olvide apretarle la mano cuando sepas que tiene miedo o acariciarle la panza cuando lleguen los días de cólico. Que no se te olvide quererla cuando sospeches que quiere llorar.Que no se te olviden los besos en la frente, escribir cartas de amor, escuchar con cuidado las cosas que la hacen feliz, recordar esa canción que la pone a reír cuando está un poco triste.

Aunque yo me haya ido, solo te pido que no olvides cómo querer bonito a aquella que inevitablemente algún día ha de llegar.

Últimos días

flot
_____

Soñé que era el último día de colegio. Nos asomábamos por la ventana del salón y escuchábamos los gritos de alegría escapar de los demás salones, mientras un montón de bombas de colores se perdían en el cielo. Era el último día, el último. La profesora pasaba por cada puesto repartiendo un poema de despedida. Nos mirábamos las caras, los papeles de evaluaciones que nunca volveríamos a ver regados por el suelo, los zapatos rojos y la falda de cuadros…

Esa sensación de estar parada en un momento que jamás volverá a suceder, que pasarán siete años y estaremos sentados en una oficina, escribiendo sobre un sueño en vez de trabajar, se me ha quedado pegada a la piel. Porque la vida nunca será así clara con los finales y los principios, como en el último día de colegio donde se sabe con certeza en ese momento no se va a repetir, nunca, nunca, nunca. Porque jamás volverás a estar sentada frente a un tablero, con la falda de cuadros y los zapatos, y un corazón que quiere salir huyendo.

Quizás me hacen falta esos finales, esa sensación de que la vida es una serie con final de temporada y luego un largo verano, no una repetición de días y días, no una repetición de días y días, no una repetición de días…

Terminar

LALALA
___

He intentado entender cómo se llega a esa noche en la que nos sentamos a tomar una cerveza y descubrimos que es el final, así como si nada. Pienso en la totalidad de momentos que tuvieron que sumarse para que, dos años después, alguno dijera tenemos que terminar, y el otro respondiera probablemente sí.

Cómo se dibuja un principio, como una promesa de encontrar algo – lo que sea – juntos. Cómo se comienza, se aprende, se soporta, se destruye, se repara, se finge, se ama, se decide que tenemos que terminar, porque ya es el final.

Ya es el final
Ya es el final
Ya es el final
(Así aún nos queramos)

Ya se acabaron las páginas en blanco, ya se acabó la tinta, ya se acabaron las fuerzas. Y yo quedo detenida en una especie de limbo. No lloro. Es como si todo estuviese en pausa.

No tiene sentido el drama, porque todo es correcto. Actuamos correctamente, como se-debía-hacer-porque-es-nuestra-responsabilidad-crecer-cada-uno-por-su-lado.

Estoy escribiendo por escribir, porque es escribir es más fácil que decidir en qué pensar y yo tengo la mente en blanco desde que llegue a casa, luego de despedirnos, porque no tiene sentido para mí que dos personas se juren amor eterno, le pongan nombres a tus futuros hijos, dibujen pájaros de origami por las paredes de la habitaciones, y luego, un día, cualquier día, luego de una cerveza, uno diga tenemos que terminar y el otro responda probablemente sí.

Este final parece de plástico.

Olvidarte-me

bicycles-books-book-store-rain-2646-1280x800

A veces pienso en el momento en el que tenga que olvidarte, Ojos Amarillos. Sé que no se debe pensar en finales que aun no existen, pero hay días que me veo sentada al bordecito del final, y de repente me acuerdo que somos tan parecidos.

Cuando te vayas, haré lo que hacen todos. Borraré las fotos, intentaré convencer a Facebook que nunca fuimos amigos y crearé nuevas playlist que suenen a otros días. Estará bien por un tiempo. Pero luego no sabré qué hacer cuando te encuentre en la manera de acariciar los lomos de los libros cuando camine por una biblioteca, en el corazón arrugado a las dos de la mañana cuando termine un libro y por un segundo no sepa a qué mundo pertenecer, en las ganas de escribir cuando la vida se desarme.

Y me preocupa porque cuando la gente termina se tiene que olvidar de otras cosas, de otros gustos, de otras maneras de vivir. Pero si yo me tengo que olvidar de ti, sospecho que tendré también que olvidarme de los pedazos que mas me gustan de mí.

Te extraño Ausencia

walking

Siento que quiero escribir, ser Ausencia un rato más y hablar de cosas que ya no digo. Hay muchos silencios, como si existiese una parte de mí que ya no pudiera respirar en público.

Poder hablar de cuando Ojos Amarillos y yo estamos solos, y cerramos las ventanas para que la ciudad no pueda mirar.

De las vidas inventadas que se van cada cierto tiempo, porque sé que nunca existieron pero siento que murieron, o me dejaron. A veces sueño que se tiran por balcones y rebotan contra el piso, volviendo a mis brazos.

De los miedos de la vida estática, cuando he vuelto a mi ciudad y ya no tengo a la Fría Ciudad para idealizar my old little town.

De que me paso sentada en un escritorio, promocionando productos que al final son solo agua y polvo. Y me dicen que la vida es simple, y sí… y eso me aburre.

De que Dios exista… o no exista.

Y no sé qué digo. Te extraño Ausencia, te extraño debajo de las cobijas, en las calles mojadas, en el silencio de los domingos cuando mi voz no la oia ni yo.

Te extraño Ausencia, pero cuando eras incógnita, y podía hablarte de cosas al oído. Y ser tú, y decirle palabras al vacío de Internet.

Te extraño y me extraño, y creo que me he pasado la vida extrañándome…