Historias de casi ficción

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Me levanté de la cama cuando aun las cobijas reclamaban mi presencia. Caminé perezosamente hasta la cocina, pasé por el lado del espejo notando que aun llevaba la misma ropa de ayer. Mis ojos, llenos de pestañina regada, parecían no querer despertar; de mi pelo, de eso mejor ni hablar.

Salí de la cocina con un tazón de Zucaritas en mi mano y una bolsa de leche sin abrir en la otra. Me senté y noté que debajo de la puerta se asomaba un ejemplar del periódico.
– Tan raro, yo no tengo una suscripción a ese periódico.
Aun así, y con la poca pasión por el periodismo que a veces se despierta en mí, corrí a recogerlo. La muerte del Mono Jojoy en primera plana, un poco más abajo algunos partidos de fútbol, un comentario de un político tonto, Piedad Córdoba destituida… pero antes de cerrarlo, un titular en la esquina llamó mi atención, mi estómago dio tres vueltas antes de comenzar a leerlo:
HOMBRE HERIDO A MANOS DE DOS UNIVERSITARIAS
 
En las horas de la noche, en un bar recién inaugurado a las afueras de la Fría Ciudad, se reportaron serios disturbios. La Policía tuvo que allanar el lugar. Un joven de 22 años fue retirado en ambulancia, las jóvenes responsables permanecen en libertad luego de ser interrogadas. Los hechos no están claros aún.
 
«Yo no sé, esas viejas llegaron todas agresivas a pegarme sin razón alguna» afirmó la víctima mientras era llevado a la ambulancia, «la primera intentó ahorcarme y cuando me la lograron quitar de encima y llevársela, llegó la segunda a empujarme. Me dejó tirado en el suelo. Yo no estaba haciendo nada malo»
 
Los disturbios se iniciaron alrededor de las 8 de la noche. Laura Yomo, estudiante universitaria y testigo de los acontecimientos le informó al periódico cómo comenzó todo: «Yo estaba con Carla, una amiga. Nos acabábamos de encontrar en el bar de enfrente y caminamos hasta la barra de este bar. Ella me estaba contando que le gustaba un niño que estaba justo al lado. Cuando el niño comenzó a acercarse a nosotras, Juana salió como loca a ahorcarlo. Él tenía un escapulario en el cuello y prácticamente se lo arrancó… Yo realmente no entiendo lo sucedido, porque Juana es muy amiga de Carla»
 
Según testigos, cuando logró arrancarle el escapulario a la víctima, Juana salió corriendo hacia el baño y se encerró allí. Mientras unos corrían al baño a intentar entender qué sucedía, la víctima se paró de la barra mareado y comenzó a caminar rumbo al interior del bar.
 
«Yo intenté caminar hacia él, para pedirle disculpas por lo sucedido, relató Carla, y entonces vi como venía Ausencia (Oh, Dios!) como loca directamente hacia nosotras. Preferí ir al baño por Juana, a ver si me devolvía el escapulario, porque Ausencia parecía imposible de detener»
 
El bartender del sitio, Álvaro Torres, estaba bailando con Ausencia cuando esta de repente comenzó a correr hacia la víctima. «Yo estaba normal, bailando con ella… ella ya se habían tomado dos botellas de aguardiente, pero estaban bien. De repente la veo que se comienza a poner roja de pies a cabeza, deja de bailar y sale corriendo hacia un tipo con un saco de rayas azules y rojas»
 
Varios testigos afirman que Ausencia empujó al hombre al piso de piedras y lo insultó por lo menos 10 minutos seguidos. «Lo más extraño de todo, afirmó Laura Yomo, es que ninguna de las dos niñas presenció como la otra le pegaba. Tanto Juana como Ausencia reaccionaron de la misma manera al ver a la víctima hablando con su amiga»
 
«Eso seguramente fue una pelea de celos, típica pelea de viejas por un tipo» afirmaron varios clientes del sitio.
 
Las responsables de los disturbios fueron retiradas inmediatamente del sitio, ninguna de las dos ha hecho declaraciones hasta el momento. Lo más cercano fue el grito que pegó Ausencia, y al que se le unió Juana, cuando eran retiradas a la fuerza por la policía:
 
«¡No te vuelvas a pasar por aquí, malparido!»
Solté el periódico temblando, subí corriendo al segundo piso del apartamento donde Juana dormía profundamente. Volví a bajar, cogí mi celular y rogando tener un minuto, borré varias veces lo que escribí hasta que finalmente lo envié:
«Carla, llevamos 3 años viéndote llorar por él… estábamos cansadas de que te hiciera daño…»
—–
Nota: Esta historia es ficcional
Nota2: Carla, en serio lo sentimos…

NECESITO ALCOHOL

Me duelen el alma y el corazón. Pelo Largo, quisiera explicarte que no quise jugar contigo, aunque en realidad si quería, estaba desesperada por sacarme la soledad que me deja en el alma esta fría ciudad y llegaste tú, vestido de negro, sonriendo, orgulloso de verme de nuevo a tu lado.

En ese momento necesitaba eso, que alguien quisiera estar conmigo, cogerme la mano y verme llorar. Entonces te besé, en medio de todos los que nos habían visto terminar hacía meses, y ese beso se alargó una semana.

Esa semana la llenaste de besos, abrazos, apoyo y comprensión; un par de veces intenté terminar este extraño trato pero tú llegabas sonriendo y me daba cuenta que sin ti me quedaba sola, entonces prefería callada.

Pero al final, amigo crespo, mi corazón nunca estuvo enamorado de ti, quizás un poco de tu compañía, pero no más. Cuando me abrazabas por un largo rato, me comenzaba a sentir aburrida y encerrada, entonces solo pensaba en huir, pero ¿cómo dejarte con el corazón roto después de que había entregado todo por mí?

Además estaban todos ellos, pendientes de mí, esperando el momento para decirte «Viste, nosotros te lo dijimos, ella no es de confiar» y yo no quería que tuvieran razón, pero la tienen…. yo no soy de confiar, mi corazón es un caos, confunde amor con compañía.

Sólo déjame decirte que lo siento, de corazón lo siento.