Sobre rosas blancas

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Casi un mes sin publicar ninguna entrada y tanto ha sucedido estas últimas semanas que ni lo entiendo.

Anoche soñé que estaba en medio de una gran reunión acompañada de mucha gente que conocía desde siempre, incluyendo a Madre y a Amigo Inocente. Entonces la líder de la reunión anunciaba la próxima actividad, íbamos a rotar una rosa blanca alrededor de todo el salón, cada uno debía entregársela a aquel que más daño le había causado. No estoy segura cuando llegaba a mí, pero yo debía entregarla a alguien más, a alguien que me hubiese alguna vez hecho llorar.

Lo pensé por un instante, entregarle esa rosa sería susurrarle lo importante que era para mí, tan importante que incluso me hacía daño. Pero aquello no me importó, me voltee hacía él y con una sonrisa se la extendí. El la tomó, me sonrió de vuelta y metió su mano al bolso que llevaba. De él sacó una pequeña corona, no era realmente nada maravilloso, parecía sacada directamente de aquellos sitios que venden mercancía de contrabando. Yo la tomé y la guardé en mi bolso, luego vi como él le entregaba mi rosa a alguien mas y sentí que mi corazón se rompía lentamente en pedazos.

¿Quién es que era yo?

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Hoy, mientras caminaba por la ciudad buscando un banco para pagar cuentas pendientes, me puse a pensar en mí misma. Suena extraño, pero es que siento que quizás he olvidado quién soy.

Antes de irme de casa, hace ya dos años, tenía una idea de cómo definirme, tenía algunos parámetros, sabía que era una niña juiciosa, buena lectora, un apoyo para mi madre cuando la casa se tornaba en un caos. Sabía además que quería ser escritora, incluso nóbel, que estaba en contra de muchas cosas en el mundo, que casi nunca decía mentiras. Mi mamá, siendo psicóloga, no dejaba de afirmar que mi estado de salud mental no podía ser mejor, «estás lo suficientemente loca para afrontar al mundo, pero lo suficientemente cuerda para no dejar a un lado las responsabilidades»

Ahora, después de dos años de soledad, de caos, de salir de casa y cambiar de ciudad, no sé si aun sigo siendo alguna de aquellas cosas que me hacían sentir tan bien. Aunque sigo negándome a aceptar a un mundo cuadriculado y aburrido, esto, a mi edad, ya no parece estar tan bien. Mi mamá, lo siento a veces cuando hablábamos por celular y le cuento mis historias, no parece estar tan orgullosa de aquella niña que creía haber criado.

¿Quién creo que soy ahora? Bueno, son varios elementos los que siento que me definen en principio.

Distraída, elevada, ausente del mundo real.

Ayer en la noche no había nadie en casa, entonces entré a la cocina y me hice una comida deliciosa. Comí junto al computador y cuando terminé, sencillamente dejé el plato junto a a mí y seguí chateando. Pasó casi media hora y me empezaron a picar los ojos, intenté ignorarlo, pero a los 10 minutos ya sentía que no podía ni ver. Me asusté y levanté la cabeza del computador, ¡toda mi casa estaba llena de humo! No se podía ver nada, corrí a la puerta del apartamento buscando ver si era el edificio el que se incendiaba, pero no. Entonces lo recordé, jamás había apagado el aceite de las papás… La cocina estaba llena de humo, la olla estaba rostizada. Durante media hora la cocina había estado a punto de arder en llamas y mi casa se había llenado de humo, que estaba justo al lado, ¿cómo no me había dado cuenta?

Hace más o menos dos semanas algo similar sucedió; en un momento de distracción dejé el gas prendido en la noche. A las 7 de la mañana el citófono no paraba de sonar, furiosa e indignada por el atrevimiento del portero de llamar a esas horas de la mañana, me levante a contestar. El portero me comentó que varios vecinos andaban diciendo que un olor a gas llenaba todo el edificio, entonces lo sentí. Corrí al horno y efectivamente el gas se había quedado abierto. El olor a gas impregnaba toda la casa, tuvimos que abrir puertas y ventanas para que saliera… ¿cuánto pueden vivir 3 personas en una casa llena de gas?

y entre olvidar entregar trabajos, pagar la luz, perder 3 celulares en 4 meses, dejar dos días seguidos el cable del computador portatil conectado en la universidad, olvidar lavar la ropa, perder documentos importantes, ¿qué más puedo hacer sino aceptar que esto me comienza y termina por definir?

Incapaz de estar en silencio, miedo a la excesiva soledad.

Antes era feliz estando sola, en un pequeño apartamento lleno de hermanos hombres escandalosos y primos que parecían vivir allí, todo momento de soledad era apreciado con el alma. Me podía encerrar por horas en mi pieza a escribir, leer o sencillamente pensar, en silencio, en soledad. Ahora es diferente, la soledad es lo común, hablar con las paredes y conmigo misma cuando camino por las calles, es algo que ya hago por inercia. Amigo Inocente siempre me dice que hay una canción que siempre le acuerda a mí:

Me
Talking to myself in public
Dodging glances on the train
I know
I know they’ve all been talking ‘bout me
I can hear them whisper
And it makes me think there must be something wrong
With me
Out of all the hours thinking
Somehow I’ve lost my mind

(Unwell – Matchbox 20)

Pero entonces, con aquel miedo a terminar loca de soledad, busco desesperadamente huir de todo esto. Música siempre sonando duro en mi casa, todo lleno de gente que aunque no esté segura de que sean mis verdaderos amigos, al menos llenan espacios, al menos me permiten hablar con alguien real. Ahora, ya no me gusta la soledad, me da miedo, me da miedo el silencio, me da miedo que yo y yo estemos juntas demasiado tiempo.

Nada profundo en la cabeza, mariposas.

Quizás las categorías se estén tornando un poco duras conmigo misma, pero esa es la realidad que observo y este punto es que el ha llegado a mi cabeza hoy en la mañana. Realmente estaba en el baño, puse el CD que grabé hace poco para no bañarme en silencio y comencé a dejar la mente divagar. Estaba pensando en Pelo Largo y la manera en que lo usé para quitarme la soledad, en Amigo Inocente y el asustador hecho de creer estar enamorándome de él cuando el sólo me ve como una amiga, como su hermana, y en general, en pendejadas por el estilo. Entonces quedé paralizada, ¿hace cuánto sólo pensaba en amores? ¿desde cuándo mi cabeza sólo se llenaba de asuntos vagos y vacíos?

Ayer, luego del casi incendio de mi casa, la Niña con la vivo llegó con varios amigos. Luego de superar el asunto del humo, nos pusimos a hablar de comunicación social y de cómo esta carrera nos permite no hacer nada en todo el semestre. Entonces, Niña afirmó: «Ustedes no se imaginan lo sorprendente que fue ver a Ausencia estudiando este fin de semana, durante todo el tiempo que llevamos en este apartamento jamás la había visto sentarse a hacer un trabajo» Dentro de mi cabeza, mientras reía por fuera, pensaba «Ni tampoco leer un libro, hacer algo constructivo, meterle el alma y corazón a algún trabajo…»

¿y mi sueño de ser escritora? Olvidado en un rincón.

Yo no era así.
Pisando mi autoestima, andando cabizbaja.

Cuando llegué a esta ciudad, dentro de mi cabeza nadie era mejor que yo. Venía de la mejor ciudad del mundo, con las notas más altas, con una beca y una personalidad chispa, sociable y alegre, llegué con la cabeza alta, mirando de frente a los ojos de todo el mundo.

Ahora se me ha pegado aquel frío que llena a la gente de esta ciudad, aquel que se pega a la piel, a las manos, a la boca, al alma, a la personalidad y congela la sonrisa. Ya camino mirando a mis pies, evito mirar a los ojos a la gente por miedo a que sean ladrones de las grandes ciudades y ya no siento tan maravillosa, tan súperpoderosa.

«Eres una desordenada, nunca llegarás a ningún lado» me dice mi jefa del trabajo, yo asiento.

¿y mi fe?

Siendo católica de corazón, alma y crianza, hay que cosas que ahora me cuestan mucho más. En mi vida, por más increíble que peuda sonar, jamás falté a una misa un domingo. Las dos semanas pasadas hacía frío, el camino a la iglesia más cercana se hacía eterno y el imaginarme en esa banca, intentado hacer que mi saco me calentara más, me terminarón por convencer de quedarme en mi camita caliente, andando por facebook y haciendo nada útil.

Ahora Dios no me parece tan claro, tan real, tan palpable… ¿qué pasa?
¿Qué sigue aún?

– Sigo sin poder durar con un novio más de una semana, sin creer realmente en el amor y sin tragarme profundamente de alguien.
– Sigo sin entender lo de las amistades inocentes
– Todavía amo las gomas de osos jaja
– Aun no entiendo por qué la luna me persigue
– Sigo adorando con el corazón a mis amigas del colegio, a Maravilla, a Pokemon y a Tily.
– Sin remedio, sigo amando las comedias románticas y a Friends.

(Canción del día: Beautiful Mess – Jason Mraz)

Algún día te lo diré todo sin que te des cuenta…

A veces siento que no estoy siendo sincera. Por años lo he negado, en cada frase que digo, trato de esconder el miedo de sentir algo por ti, pero no sé… Esta noche me he quedado con tu celular y entré a tus imágenes, en tu album en la mayoría de fotos salimos juntos, los dos, siempre los dos y luego ese fondo de celular de los dos…. ¿si seré tan importante para ti?

Me gustaría pensar que si, que aun no lo has descubierto. Aunque tenga un amor en mis días, no dejo de pensar que me gusta más estar cerca a ti fingiendo la amistad perfecta, que junto a él que me llena de besos y abrazos. ¿Qué vale más? Tú sabes casi todo de mí, junto a ti puedo ser quien soy, un par de medias rotas… pero me da tanto miedo decirte que siempre estuve confundida y tú jamás lo imaginaste.

Alguna vez me dijiste que yo había sido la novia más fácil de superar, yo me reí… Hoy te dije: «Amigo inocente, no entiendo porque mi novio está celoso justo de ti, que eres como mi hermano» tú te reíste. Yo mentía, siempre lo hago para que nunca sospeches nada, ojalá tú también hicieras lo mismo… Reir, fingir. A veces entiendo porque él te tiene tantos celos, realmente me conoce… Odio sentir que soy una amiga más que se ha tragado de ti sin entender porqué, no eres lo que he buscado…

Yo no debería estar admitiendo esto, pero lo haré, ¿recuerdas la fiesta de ayer? cada beso que le di a él, buscaba que te doliera a ti, que te hiciera despertar.

Algún día te lo diré todo sin que te des cuenta…

Sobre amistades y exnovios

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¡Me harté! y sabiendo que volveré a caer en el mismo error, lo dejaré escrito en este blog de frustraciones para que no se me vuelva a olvidar. Supongamos que Pelo Largo fue novio mío durante dos meses, ni siquiera eso, en realidad fue un mes y medio, pero ese no es el caso. Resulta que durante muchos meses él intentó por todos los medios que yo volviera con él, ¡pero yo no quería! ¿No les ha pasado que sencillamente nunca quisieron a alguien y algún día, como al mes y medio, se dieron cuenta? Bueno… a mí si :)… pero no es en absoluto divertido. Entonces procedo a decírselo y eso conlleva llanto lágrimas y caos durante semanas, meses. Algunos días incluso cometí el error de volverlo a intentar amar y cuando lo besaba, lo sabía.. él no es para mí. Pero él sigió allí, rogándole a mi corazón, pidiéndolo que reaccionara… no sé ustedes, pero el corazón no es de cuerda, tiene sistema automático y todo, pero se activa nadie sabe cuándo ni por qué. Él caso es que luego de sus intentos, terminó por odiarme y se alejó. Hace más o menos dos mes intentamos ser amigos y a los dos días me dijo que estaba confudido, que no era capaz de ser mi amigo. De nuevo el mismo show… Al poco tiempo, lo mismo, de nuevo de ingenua… de nuevo el llorando a la semana. Hace como dos semanas volvimos a hablar y me dijo que quería ser mi amigo, le dije que estaba harta del mismo círculo visioso.. y me juró que no sucedería. WUALAA!! Hoy lo ha dicho de nuevo…

Aprendizaje:
– O de desconocido o de nada.
– Mejor perro que dramático
– Me voy de monja