Aparecen fotografías que se habían perdido a conveniencia del olvido; encuentro el peluche que escondí para dejar de pensar en él, caen a mis pies las cartas que me escribió algún amigo jurándome que jamás se iría. Las mil entradas a discotecas, los primeros trabajos de la universidad, el paraguas que siempre pensé que había perdido…
Casi a medianoche termino de cerrar la última caja. En silencio observo cómo el apartamento parece distinto.
Mañana quedará vacío.
Pasarán algunos días, luego alguien cubrirá con una capa de pintura cubrirá los poemas que escribí en la paredes. Y llegará alguien más, alguien nuevo, a llenar los cuartos de recuerdos.
